Terapia Dialectica
–Conductual de Linehan
El
trastorno límite de la personalidad constituye un patrón general de
inestabilidad en las emociones, las relaciones interpersonales y la identidad,
así como una notable impulsividad que comienza al principio de la edad adulta y
se da en diversos contextos (APA, 2000: 760). Entre un 1% y 2% de la población
general sufre este trastorno. Las conductas auto lesivas y los intentos de
suicidio son frecuentes y las tasas de suicidio alcanzan el 9%.
Pese
a la gravedad de este trastorno, el desarrollo y puesta a prueba de estrategias
de intervención eficaces para el mismo es todavía escaso; los logros
terapéuticos son lentos y se producen abandonos y recaídas con mucha
frecuencia. Uno de los programas de tratamiento que ha recibido mayor apoyo
empírico es la Terapia dialéctico- comportamental desarrollada por la Dra.
Marsha Linehan y su grupo de investigación en la Universidad de Washington, en
Estados Unidos, (Linehan, 1993).
Esta
intervención constituye un programa de tratamiento que se enmarca en la terapia
cognitivo- comportamental, cuyo objetivo fundamental es que el paciente aprenda
a regular la emocionalidad extrema, reduciéndose las conductas desadaptativas
dependientes del estado de ánimo y que aprenda a confiar y validar sus propias
experiencias, emociones, pensamientos y comportamientos.
Terapia
cognitiva-conductual (TCC). La TCC puede ayudar a las personas con el trastorno
límite de la personalidad a identificar y cambiar creencias fundamentales y/o
los comportamientos subyacentes a la percepción poco precisa de sí mismos y de
otros, así como los problemas de la interacción con los demás. La TCC puede
ayudar a reducir los síntomas de cambios de estado de ánimo y de ansiedad, así
como reducir el número de comportamientos suicidas o de conductas
autodestructivas.
Terapia
centrada en esquemas. Este tipo de terapia combina los elementos de la TCC con
otras formas de psicoterapia que se enfocan en reformular los esquemas o la
forma en que las personas se ven a sí mismas. Este enfoque se basa en la idea
de que el trastorno límite de la personalidad se deriva de una imagen propia
disfuncional, posiblemente causada por experiencias negativas durante la niñez,
que afecta la forma en que las personas reaccionan a su entorno, interactúan
con otros y se sobrellevan a los problemas o lidian con el estrés.
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